Día 48

El silencio de las noches en la cárcel puede llegar a volverte loco. Los presos pasan horas preguntándose cómo han llegado allí. Algunos se compadecen. Otros sólo piensan en salir. De vez en cuando un gemido rompe la quietud. Algunos novatos rompen a llorar. Otros simplemente suspiran por la libertad. Yo, sin embargo, soy feliz. Estar aquí me dará tiempo para pensar en mi futuro. Judas está muerto. Yo estoy vivo. He vencido. Aún recuerdo su cara, su sangre resbalando por mis manos, sus ojos detrás del cristal del coche. Yo gano.

Todavía no se ha celebrado el juicio. Estoy en prisión provisional. El juez dictaminó que debía ingresar aquí. Me creen peligroso. Todos son peligrosos. Todo el mundo es capaz de asesinar sin piedad. Sólo necesitan un motivo. Un buen motivo y una buena coartada es suficiente. Cualquier persona es un asesino en potencia. Una madre mataría por proteger a su hijo. Un buen novio mataría por proteger a su novia. Un soldado mata por salir vivo de un combate. El mundo está lleno de asesinatos. Dejamos morir gente en las calles. Les asesinamos cruelmente. Permitimos que países enteros mueran de sed y hambre. Dejamos que asesinos en masa dirijan nuestros gobiernos. Pero lo aceptamos. Aceptamos esas muertes porque nos dan vida a nosotros. Una vida mejor, más plena y más rica. Todos somos asesinos.

Llevo un día entero aquí dentro. Nadie se ha atrevido a dirigirme la palabra. Escoria inmunda. Tienen miedo. Creen que estoy loco. Que soy un psicópata. Los periódicos anuncian a bombo y platillo que el asesino psicópata ha sido detenido. No. Están equivocados. Yo no estoy loco. No soy ningún loco. Ellos están locos. Todos estáis locos. Yo sólo soy la mano de Dios en la tierra. Yo soy El Salvador.

Me permiten tener material de escritura en mi celda. Aquí podré terminar de escribir mis pensamientos. Aquí podré plantear un futuro mejor para todos vosotros. Mañana será la vista inicial de mi juicio. Me declararé inocente. Nadie me vio cometer ninguno de los asesinatos. Mi abogado dice que lo tengo difícil. Las pruebas serán concluyentes. Aceptaré la decisión. No es mi final. Es mi comienzo.