Día 15

Anoche salí a tomar algo con la dependienta de la floristería. Quedamos en un bar del centro de la ciudad. Me gusta ese local. Es un sitio tranquilo. La música no está demasiado alta y puedes hablar con facilidad. Cuando llegué, ella estaba sentada en un taburete, junto a la barra. Estaba tomando una copa. Me pareció interesante. La mayoría de la gente tiene miedo de esperar bebiendo alcohol. La mayoría de la gente tiene miedo de reconocer que sus vidas son aburridas y que necesitan alcohol y drogas para salir del horror en el que se hallan sumidos.

Hablamos un rato. Ella no parece demasiado nerviosa por haber quedado con un desconocido. Pienso que ya lo ha hecho más veces. Joder, es una puta experta en follarse tíos a los que no ha visto nunca. O quizá no. Está buena. Le estoy haciendo reír. Soy un seductor. Ella está deseando meterse en la cama conmigo. Me levanto. Voy al servicio. Antes de entrar me giro y la miro. Ella se ha levantado también. Está justo detrás de mí. Entramos juntos. Está detrás de mí. Rodea mi cuerpo con sus manos y comienza a tocarme. El pecho. La cintura. La polla. Me giro. Cerramos la puerta. Comienzo a besarla. Meto mi mano debajo de su pantalón. Me gusta esta clase de pantalones ajustados, elásticos. Mi mano penetra perfectamente. La toco. Gime. Zorra. Está empapada. No necesita demasiado para calentarse. Con un movimiento violento le doy media vuelta. Bajo sus pantalones con mis manos. Aparto el tanga con mis dedos y meto mis dedos en su coño. Sigue gimiendo. Quiere que la folle ya. Me pongo un condón y se la meto. La follo. Ella apoya sus manos en la pared. La empujo. Rabia. Ira. Con cada empujón que doy ella gime un poco más alto. Toco sus pechos con mis manos rodeando su cuerpo. Follo. Agarro sus muñecas. Está entregada a mí. Cada vez me muevo más rápido. Ella se mueve conmigo. Seguimos. Seguimos hasta el final. Me corro. Ella también se corre. Nos quedamos quietos. Lentamente me aparto. Ella se gira. Se sube el pantalón y antes de que yo me lo pueda subir se arrodilla delante de mí. Me mira. Se mete la polla en la boca y la chupa. Para y me mira. Esto es para limpiarte, me dice.

Salimos del baño. La camarera nos mira. Me acerco a la barra y le pido una copa para mi amiga y un refresco para mí. Le guiño el ojo. La camarera parece algo azorada. Está nerviosa. Sonrío. Vuelvo con la dependienta. El resto de la noche habló de estupideces. Trabajo, amigos, banalidades. Folla bien pero le preocupan las mismas tonterías que al resto de la gente.

Vuelvo solo a casa. Esa noche dormiré bien. Me ha gustado quedar con ella. Ella se ha ido a su casa en taxi. No quise ir con ella. Mañana tengo un viaje de trabajo a las ocho de la mañana, mentí. Joder, puta, no pretendas casarte conmigo por un buen polvo, pensé. Llego a mi casa y me ducho. No puedo soportar el olor del humo en mi cuerpo perfecto. Después me echo en la cama y duermo. Mañana será un día largo.